Es un clásico en Palma de Mallorca, venerado por los palmesanos y por todos los visitantes que tiene la suerte de poder degustar estas exquisiteces.
Hay dos locales en Palma. El mejor comunicado es el de la Calle Barón Santa Maria del Sepulcro, la calle en frente del Corte Inglés de Jaime III. Casi siempre te encuentras con cola de gente esperando, pero ten paciencia ya que merece mucho la pena.
Generalmente las degustaciones son rapidas y hay una gran movilidad de mesas, con lo que apenas debes esperar poco más de diez minutos. Lo típico es poder degustar sus ensaimadas, pero tiene una gran variedad para todos los gustos. Personalmente yo me pierdo por el helado de leche merengada. Creo que sin lugar a duda es el mejor sitio de España donde lo he probado.
El segundo local está cerca de la Catedral, pero es bastante complicado encontrarlo. Os dejo la dirección por si queréis ir.
La web es el Paleolítico que te da problemas de seguridad en tu navegador. Está en cátala. Con lo que os traduciré lo esencial de la misma.
Dice así:
“A principios del S. XVIII, ‘Joan de Se Aigo’ era un empresario que dedicaba el invierno a reclutar hombres que recogían con él en la Sierra de Tramuntana la nieve y la guardaban a las ‘casas de nieve’.
Las casas de nieve eran construcciones excavadas en la tierra de las montañas de la Sierra. En ellas se guardaba y acumulaba la nieve caída durante el invierno para tener reservas de hielo para la primavera e inicio del verano en la isla. Con este hielo y nieve se formaban los llamados ‘panes de nieve’.
Parte de estos panes de nieve se trasportaban a la ciudad, y parte se hacia en otros lugares de la isla. Eran vendidos como hielo para las casas y familias.
Joan de Se Aigo tuvo la idea de aprovechar el agua formada por la fusión de estos panes, mezclándola con diferentes zumos y de fruta. Nació así el antepasado de los helados. Ya dentro del siglo XIX, el hielo producido y guardado dejó de ser suficiente, y se empezó la importación desde Barcelona.
El primer helado, tal y como lo conocemos hoy, fabricado por Can Joan de Se Aigo fue el helado de almendra. Todavía se conserva en el local de la calle de Can Sanç, el primer molino empleado para su fabricación.
Poco tiempo después, empezó la producción del chocolate caliente y de las ensaimadas. Aconteció así, Can Joan de Se Aigo, si no en la más antigua, en una de las primeras chocolateries de Europa.
Con el tiempo, fueron apareciendo los diferentes tipos de helados y la bollería más tradicionales, como por ejemplo los “quartos”.
El hecho de tener más de trescientos años de historia, acabó para generar vínculos entre el establecimiento y las costumbres sociales de la isla. Es tradicional en la cuidad ir a tomar chocolate con ensaimadas después de la celebración de las Madrugas, la noche de Navidad, o a tomar un helado después de la misa del Corpus.
D. Juan Martorell Pol, tomó el relevo de su padre D. Antonio Martorell el 1974, fue titular del negocio hasta junio de 2010, cuando se retiró. A pesar de esto lo podíamos ver sentado a su mesa preferida del local de Barónn, donde solía compartir tertulias con los amigos, hasta prácticamente el final de sus días. Murió el 27 de julio de 2011 a los 79 años.”